Hoy te quiero ser, de verdad, sincera. Totalmente. Quizás de vez en cuando necesito soltar alguna que otra lágrima para sacar fuera tus recuerdos que aún siguen aquí dentro. Pensarás que soy estúpida por acordarme de todas esas maneras que tenías de hacerme feliz (Sí, me acuerdo de todas ellas) pero, permíteme que te diga que aún me acuerdo más del dolor que también eras capaz de producir en mí. Me acuerdo sobretodo de mis lágrimas, aquellas que en realidad... ¿crees que merecían la pena?
Hoy en día pienso que no y aunque sea verdad que me enseñaron mucho, te hubiese agradecido que me hubieses enseñado otro tipo de cosas. Ojalá me hubieses valorado un poco más y hoy quizás estaría escribiéndote un poema sobre tu sonrisa de ochenta versos y no lo que mi corazón vomita.