He empezado a hacer más caso a mi cabeza, para evitar que el corazón reviente.
Sé donde están tus límites. Conozco a la perfección los míos.
Los dos sabemos dónde estamos y hacia dónde queremos llegar.
Entonces, quizás sea más fácil de lo que parece. O puede ser que estemos intentando pensar que es así, y quizás... solo quizás, sea imposible. Aunque como ya sabes, me gusta pensar que lo imposible no existe. Pues por una vez, que se hace realmente difícil dentro de mí, vamos a luchar, juntos, por ir recogiendo todas esas estrellas que separan, hasta que lleguemos a estar tan cerca que nuestros labios no puedan evitar chocarse.
Vamos a enseñarle al resto del mundo que lo imposible no existe.
Vamos a olvidarnos del miedo, de todo lo que nos separa y vamos a seguir por todo aquello que nos une.