Hoy solo escribo para contarte que tengo mil versos escondidos debajo de las sábanas que se han formado entre tanta lágrima y es que es aquí, en mi cama, donde escondo mis peores pesadillas. Hace tiempo que no sueño y ahora me estrello a tu salud.
Siempre fuí demasiado fuerte pero por esa misma razón, hoy soy más débil que nunca. Y porque tú ya no estás aquí, claro. Realmente eras ese rayito de luz que hacía ver la vida como algo más fácil, aunque ya sabes que no lo es y es que ahora que te has ido es cuando me doy cuenta y no paro de pegarme hostias.
Quisiera ser protagonista de tu vida o que nunca hubieras empezado a ser protagonista de mis poemas. Desearía que estuvieras aquí, justo a mi izquierda, para poder abrazarme y si no puede ser así, que por favor mi corazón deje de gritar de una vez tu nombre.
Fui yo la que decidí que dejaras de ser parte de ésta, mi estúpida vida, pero eso fue antes de darme cuenta de que necesito más de lo que pensaba el color de tu sonrisa. Y aún así lo pienso y sé que en realidad no merecías la pena pero por lo que eras, y no por lo que eres, yo estoy loca por tus besos. Y es que estoy harta de esta guerra cabeza-corazón, que no sé si hacerle caso a la razón o a los gritos que salen del alma que me piden que te busque aunque sepan en el fondo que nunca llegarían a encontrarte. Porque ya no soy yo, eres tú. Porque esta vez el destino ha querido pensar en mí, o eso dicen los que razonan, aunque realmente me distraigo más con tus abrazos, tus besos, tus "te quiero" así porque sí. Pero ahora que lo pienso lo dijiste demasiadas veces. Porque ahora que lo pienso, me engañaste suficiente.
